Autor: Massoia Bernardo
ISBN: 978-987-646-287-7
Cant de Páginas: 248
Tapa:
Medidas: 21x15
Bernardo Massoia es Doctor en Letras por la Universidad Nacional de Córdoba. Ha sido Docente en la Cátedra de Literatura Iberoamericana II de la Universidad Nacional de Rosario y en la de Literatura Latinoamericana II de la Universidad Nacional de Córdoba. Actualmente se desempeña como Becario Postdoctoral de CONICET. Ha publicado un poemario: Historia de la sangre (Lima, Chätäro, 2009). Es crítico e investigador sobre Literatura peruana y latinoamericana. Ha escrito diversos artículos sobre Literatura peruana en revistas especializadas. Forma parte de Katatay, Red inter-universitaria de Equipos de investigación y docencia sobre literatura latinoamericana.
Contratapa:
El libro de Bernardo Massoia, que defendió como tesis en el ámbito de la academia, se interroga sobre las posiciones del sujeto moderno que el poeta peruano radicaliza de un modo inédito en América Latina: preposiciones, postposiciones, composiciones, descomposiciones, imposiciones y con ellas todos los espacios que asedian un lugar en el mundo como imprescindible condición para estar, además de para ser. Aun en la precariedad, sabemos que el sujeto de Vallejo arraiga en la intemperie, allí donde la voz humana se enfrenta con la tierra baldía —la tierra devastada— para no darse nunca por vencida. Por eso, éste es el libro de un joven crítico: sabe que explorar la poesía de César Vallejo es explorar necesaria y simultáneamente la crítica y sabe también que no puede aceptar a priori ninguna categoría sin antes ponerla en crisis, sin antes ponerla a prueba. Una genealogía de la crisis del sujeto recorre todo el libro y es su cabal fundamento.
El pasaje por la academia no le hace olvidar a Massoia la poesía como una de las bellas artes: se compromete con la teoría del sujeto pero no anula el placer del texto y, congruente con la posición que toma como crítico, persigue el sublime vallejiano por poemas y estrofas para dar cuenta de que la poesía no es un saber ornamental ni sus efectos son inocentes a las decisiones de la polis.
La crítica de Massoia deviene política porque toma posiciones. El mismo Vallejo le suministra, como un faro amigo, algunos destellos de luz en ese mar borrascoso del sentido. Un ejemplo es el modo como se sirve de las conjunciones adversativas que el peruano utiliza en el poema XIV de Trilce. Con ellas Massoia titula su libro y no es desacertado en absoluto suscribir tales obediencias al texto, porque después de todo es el poema donde Vallejo hace coincidir la poesía con la forma-trabajo y con la noción de sueldo, dinero mediante. Y otro ejemplo: a la manera del artista según Vallejo, también la figura del crítico es, “inevitablemente, un sujeto político”. Sujeto a la política, sujeto a la polis, sujeto a las políticas que se desprenden del poema cuando éste ya no es un adorno y ya no huelga como un aplique burgués. ¿Pero dónde reside la política de este libro? En la apuesta a la poesía desde la academia y desde el goce de la lectura. En ese punto de encuentro, parece entreverse un futuro para la crítica. Y nada más político que entrever un futuro.
Enrique Foffani