Coll Areco, C. Alfonso
La primera piedra
1ª ed. Córdoba: Alción Editora, 2022.
119 p.; 13.5 x 20.5 cm.
ISBN 978-987-8962-40-5
1. Narrativa argentina. 2. Cuentos. Título
CDD A863
Datos de autor:
Desde adolescente, C. Alfonso Coll Areco se sintió atraído por los temas espirituales y humanos. Leyó gran parte de la obra de Platón, San Agustín, Tomás de Aquino y Francisco de Sales. Al terminar el colegio se encontró con Dostoievski y, durante tres años, leyó exclusivamente sus obras. Ingresó al Seminario diocesano de San Miguel donde estudió teología cristiana. Finalmente se recibió de profesor de Filosofía en la Universidad Católica Argentina.
Promediando los cuarenta, dio un giro radical en su pensamiento religioso, espiritual y filosófico. Se acercó a Kant, a la narrativa de Herman Hesse, a los descubrimientos de Freud y al enfoque antropológico oriental. En esta obra se pone de manifiesto su mirada aguda sobre el hombre, su búsqueda constante de sentido y su filosofía humanista y existencial inescindible de sus cuentos y personajes.
Contratapa
La búsqueda del sentido de la vida y aún más, de trascendencia, subyace en La primera piedra, y el deseo de contar parece haber llevado al autor a viajar por culturas y ambientes alejados de los de todos los días, a pintar algo más que su propia aldea.
En estos cuentos, el autor embarca al lector en viajes de vida de personajes muy diversos, aunque posean sentimientos comunes a todos los seres humanos: nobles o magníficos, pobres o perfectibles.
Frente al misterio de lo humano, el autor escribe ávido por bucear en las emociones y acierta al evitar la solemnidad y apelar al humor y a la ternura…
Agustina Rabaini
Reseña sobre el libro La primera piedra de Alfonso Coll Areco, Alción Editora, 2023.
Por Cristina Daniele
El origen de la narrativa se remonta a épocas arcaicas cuando, reunidos alrededor del fuego durante un prolongado peregrinaje, o en las largas noches invernales, las personas se contaban historias para amenizar y pasar el tiempo. De una generación a otra, transmitidos “de boca en boca”, hemos recibido costumbres, valores, experiencias, mitos, leyendas, hazañas, pensamientos, ritos y tradiciones a través de la literatura oral.
A partir de los folclores de diferentes pueblos contamos con nanas, baladas, romances (los españoles, por ejemplo), cuentos (Cenicienta, Caperucita, entre muchos otros), adivinanzas, acertijos, canciones infantiles, relatos épicos (como los homéricos), nuestras conocidas “payadas” o las coplas norteñas. El arte de contar forma parte de la tradición. Cada cultura le otorgará la función de divertir, enseñar, comunicar, expresar, transmitir valores o preservar las costumbres. En estas narraciones, la palabra adquiere un valor fundamental como herramienta de comunicación con los otros y con el entorno. Su función excede la simple referencialidad, dado que, al pronunciarla, provoca sentimientos y respuestas del auditorio.
La literatura nos ha regalado un personaje cuenta-cuentos maravilloso, Scherezade, quien gracias a su habilidad para narrar logró salvar la vida, doblegar el odio y el deseo de venganza del sultán, transmitirle valores morales y “humanizarlo” después de mantenerlo cautivo de sus relatos durante mil y una noches. Ese ritmo lento, tranquilo y evocador es percibido en los cuentos de Alfonso Coll Areco, reunidos en el libro La primera piedra (1).
En este libro, por un lado, se lee entre líneas el arte del cuentista, la voz y los gestos, la comunicación con el entorno, el grado de comunión y complementariedad que se da entre narrador y lector. Por otro, no sólo resalta por la bella edición, también emocionan sus historias y personajes.
Los narradores de estas historias tienen diferentes características (los hay en tercera y en primera persona), sin embargo, todos tienen en común la capacidad de observación, ellos ven y escuchan con atención extrema, atienden los más pequeños detalles. De allí extraen los sucesos que presentan: aprehenden del entorno la materia narrativa. Son testigos privilegiados que no dejan escapar nada. Imágenes, aromas, sensaciones, sonidos, nada pasa desapercibido a su capacidad de captar y transmitir.
Por otra parte, estos narradores tratan a sus personajes con sumo cuidado, no hay intención peyorativa ni crítica. Son piadosos, incluso con las situaciones más delicadas. Hasta la pérfida Matilde de La bofetada, el indeciso Juan de ¿A quién lastimo más?, o el inescrupuloso Padre Florencio de La primera piedra, son tratados con misericordia. De hecho, el título del libro hacer honor al conocido Versículo(2) de San Juan.
La lectura es ágil y amena, se trata de doce relatos y tres poemas, cuyos escenarios son muy diferentes entre sí: Jujuy, Buenos Aires, Sicilia, Sante Fe, Bella Vista, Retiro, Comillas, Malvinas, Devon, Hebron, Cachi, El Cairo, Barcelona, Guaimallén.
Además de presentarse vivencias y situaciones estrechamente relacionados a ellos, en cada lugar hay personajes acordes a esos espacios: humildes habitantes de la montaña, sufridos inmigrantes, viajeros que observan, escuchan y atesoran relatos, sacerdotes, monjas, profesionales, intrigantes, estafadores, familias que pierden hijos por la guerra. El amor los une, también los celos y la maledicencia. La intriga altera sus vidas, la casualidad precipita los hechos en los que se ven envueltos.
En el orden espacial, se perciben una serie de planos, como si se tratara de sucesivas realidades superpuestas, con puentes entre ellas, que permiten pasar de un estadio al otro. Esto se ve claramente, en Killari, la que bañaba estrellas y en No le preguntamos su nombre, relatos donde los protagonistas, Killari y el misterioso señor sin nombre, interactúan con los otros personajes hasta que desaparecen enigmáticamente. Sin embargo, sus presencias han dejado huellas en los que permanecen “de este lado” y perviven en las memorias de los otros, como canción o flor de cardo. También en El canto del ruiseñor, el desaparecido Walid vuelve en “un misterioso canto”. En El piloto inglés, el puente está dado por unos guantes que cuarenta años después son restituidos a su dueño: la camaradería, el coraje y el respeto entre dos contendientes son representadas por un símbolo que cambia de manos en distintos momentos de la historia de esos hombres. La naturaleza y sus arcanos surgen en forma espontánea y son incuestionables.
Del mismo modo, abundan los viajes y los desplazamientos, en tren, avión, barco, a pie. Las distancias son recorridas a gusto y siempre implican un aprendizaje, en ellos hay una forma de conocimiento, o bien, es el trayecto imprescindible para cumplir un destino. En El camioncito de madera, Saverio viajó de Sicilia a Santa Fe, hasta que al final de su vida pudo regresar a la tierra natal para cerrar el ciclo. En De Retiro a Bella Vista, el narrador recopila escenas y paisajes mientras observa a sus compañeros de viaje y al desfile de vendedores en el tren. En La decisión, el protagonista de la historia se la cuenta al narrador durante un viaje en tren de Turín a Barcelona. Walid, en El canto del ruiseñor, aborda un micro para cumplir su destino en Tel Aviv.
Otras dos particularidades se observan en los relatos de Coll Areco: por un lado, las pérdidas que se producen en cada uno de ellos. Salvo en uno de los cuentos (Una historia que escuché en El Cairo), en los otros hay un personaje que muere (El camioncito de madera, El piloto inglés, El canto del ruiseñor, La decisión), desaparece (Killari, No le preguntamos su nombre) o se va (La primera piedra, La bofetada, El invitado especial, ¿A quién lastimo más?). Sin embargo, esas ausencias implican un aprendizaje o un cambio de plano que connota algún tipo de crecimiento emocional o espiritual. Hay un destino que todos deben cumplir: en un momento de la historia los personajes viven una epifanía que les permite comprender y evolucionar.
Por otro lado, también están presentes el humor y la picardía, cuya tradición se remonta al Decameron (donde la capacidad de narrar se puso al servicio de la supervivencia), están presentes en La primera piedra y De Retiro a Bella Vista, en ellos los personajes son caricaturescos, apelan a ciertos gestos y actitudes carnavalescas que presentan los hechos de manera amena y con un guiño al lector, como las actividades y pensamientos del Padre Florencio o el desfile que puede observar el narrador durante el viaje en el tren.
En La decisión, el narrador conoce al protagonista de una maravillosa historia, Fermín, ante quien el narrador se presenta: “Le conté que era escritor y que me apasionaban las historias de amor, los encuentros entre personas que experimentaban la fragilidad de la existencia. Aún hoy creo que hay un orden misterioso y universal que regula la vida de todos los seres”. Ese podría ser el resumen perfecto de este libro: la casualidad que reúne personas y define los próximos sucesos, los acontecimientos inesperados que cambian el rumbo, el destino inexorable, el amor en todas sus manifestaciones y, sin dudarlo, el gusto por contar.
La primera piedra se inscribe en la tradición oral: en sus relatos hay una vocación de contar historias que sobresale y se destaca, el deseo de narrar que va más allá de la escritura y el papel. Los personajes son vívidos, creíbles; las historias resultan humanas, próximas, pueden haberle ocurrido a cualquiera de nosotros. Alfonso Coll Areco ha decidido recuperar y mantener la magia de esa tradición en nuestros días.
(1) Coll Areco, C.Alfonso. La primera piedra. Córdoba. Alción Editora, 2022.
(2) “El que esté sin pecado, que tire la primera piedra”. En: Nuevo Testamento. Evangelio según Juan.8, 1-11.
Publicado 19 hours ago por vocesdehoyeneltiempo
Etiquetas: "Voces de hoy en el tiempo" C. Alfonso Coll Areco Cristina Daniele Jorge Oscar Bach La primera Piedra