George, Stefan
Heliogábalo .
Edición bilingüe - 1a edición - Córdoba: Alción Editora, 2022.
93 p.; 14.5 x 20.5 cm.
Traducción, y notas: Guillermo Romero von Zeschau
Prefacio: Adrián Bollini
ISBN : 978-987-8962-04-7
1. Poesía alemana 1. Romero von Zeschau, Guillermo trad. II. Título
CDD 843
Datos de autor:
Stefan George (Budesheim, 12 de julio de 1868 - Minusio, 4 de diciembre de 1933) es uno de los grandes poetas alemanes que unen el siglo XIX con el XX. Entre 1889 y 1890 vivió en París, se nutrió del simbolismo francés y fue parte del círculo de Stéphane Mallarmé. Fundó luego la revista Blätter für die Kunst (1892 - 1919), donde publicó novedosos aforismos en los que critica a la literatura alemana de su tiempo. Son célebres, además, sus traducciones de Baudelaire, Shakespeare y Dante. Entre sus obras más destacadas se encuentran Hymnen (1892), Pilgerfahrten (1892), Algabal (1892), Das Jahr de Seele (1897), Der siebente Ring (1907), Der Stern des Bundes (1913). Su obra poética es reconocida por ser fundante de una estética nueva, expresada en el uso caprichoso de minúsculas, signos de puntuación inexactos y metáforas que unen hermetismo y lujo, y que, a la vez, eleva la labor del poeta hacia el oscuro destello del mesianismo.
Contratapa:
El imperio de Varius Avitus Bassianus fue breve. Llegó al poder a los catorce años de edad; se despidió de él a los dieciocho y en las peores condiciones: después de ser decapitado, destino compartido con su madre, la guardia pretoriana arrastró su cadáver por las calles de Roma para arrojarlo finalmente al Tíber. Pero esos cuatro años le bastaron para quedar impreso en la memoria negra del mundo occidental. Las fuentes precisan todo tipo de cosas, entre ellas, que trató de imponer como religión oficial el culto sirio al dios solar Heliogábalo, del que era sacerdote en Emesa, del que tomó su nombre y del que se creyó indistinguible; que dilapidó los fondos públicos de Roma en excentricidades inimaginables; que aborrecía la toga romana y que adoraba exhibir en público la túnica sacerdotal de los fenicios; que estableció, como Calígula, un prostíbulo en su palacio; que celebró un casamiento de estatuas, que esposó una Vestal y que trató de seguir, por todos los medios posibles, quirúrgicos inclusive, los pasos de Mesalina.
La leyenda es extensa. Pero es apenas el punto de partida de este libro. Quien espere encontrar una correspondencia entre las fuentes que narran su conducta y la obra de Stefan George va a decepcionarse: el Heliogábalo de George no es el Heliogábalo de los historiadores. Quien espere encontrar una obra de arte hallará, en cambio, creo yo, el libro correcto.
Adrián Bollini