María Zambrano
Claros del bosque - 1ª ed. Córdoba: Alción Editora, 2014.
160 p.; 14.5 x 20.5 cm.
ISBN: 978-987-646-483-3
Ensayo filosófico
Hecho el depósito que marca la ley 11.723
CDD 190
Datos de autor:
María Zambrano, nació en Vélez-Málaga el 22 de abril de 1904. Estudió Filosofía y Letras en la Universidad central de Madrid. Discípula de Ortega y Gasset, Zubiri y García Morente, fue nombrada profesora de Metafísica en la mencionada Univer-sidad. En 1939 marchó al exilio que duraría más de cuatro décadas. Vivió esos tiempos en Cuba, México, Italia y Suiza; en 1984 regresó a Madrid donde residiría hasta su muerte, en febrero de 1991.
De su extensa producción bibliográfica podemos citar: Nuevo liberalismo (1930); Los intelectuales en el drama de España (1937); Pensamiento y poesía en la vida española (1939); Filosofía y Poesía (1939); El pensamiento vivo de Séneca (1944); Hacia un saber sobre el alma (1950); El hombre y lo divino (1955); Persona y democracia (1958);La España d e Galdós (1960); España, sueño y verdad (1965); La tumba de Antígona (1967); Claros del bosque (1977); El sueño creador (1986); Senderos (1986) y Delirio y Destino (1989); única novela de fuerte tono autobiográfico, que se conoce de nuestra autora.
Contratapa:
“Del claro, o del recorrer la serie de claros que se van abriendo en ocasiones y cerrándose en otras, se traen algunas palabras furtivas e indelebles al par, inasibles, que pueden de momento reaparecer como un núcleo que pide desenvolverse, aunque sea levemente; completarse más bien, es lo que parecen pedir y a lo que llevan. Unas
palabras, un aletear del sentido, un balbuceo también, o una palabra que queda suspendida como clave a descifrar; una sola que estaba allí guardada y que se ha dado al que llega distraído ella sola. Una palabra de verdad que por lo mismo no puede ser ni enteramente entendida ni olvidada. Una palabra para ser consumida sin que se desgaste.
Y que si parte hacia arriba no se pierde de vista, y si huye hacia el confín del horizonte no se desvanece ni se anega. Y que si desciende hasta esconderse entre la tierra sigue allí latiendo, como semilla. Pues que fija, quieta, no se queda, que si así quedara se quedaría muda.”.