Autor: Rabaini Agustina ISBN: 978-987-646-713-1 Cant de Páginas: 73 Tapa: Medidas: 19x13
Agustina Rabaini nació en Santa Fe en 1974 y vive en Buenos Aires desde los 8 años.
Apasionada por las palabras y las imágenes desde siempre, transitó el camino de las letras, la fotografía, la gastronomía, el cine, y abrazó el oficio de periodista. Escribió artículos para medios locales y extranjeros, colaboró con Veintitrés, Página/12, Haciendo Cine, First, La Nación, Cinemanía, Tercer Sector, Brando, Roomin, La Tercera y Radio Aspen, entre otros. Asistió a talleres de poesía (Arturo Carrera, Daniel Helder, Reynaldo Jiménez), y por estos días aprende y disfruta en los encuentros que coordina Osvaldo Bossi. Actualmente se desempeña como Jefa de Redacción de Revista Sophia. Tiene dos hijos, Ana y Pedro.
Los poemas de Agustina Rabaini se mueven, cambian de lugar antes de que una lectura pueda fijarlos. Dibujan un mapa emocional efímero, hecho de materiales rompibles y texturas, en el que cada poema es un punto de luz intenso y los recorridos del yo (de la casa a la calle, del pasado al presente) van trazando líneas móviles. En una tensión entre lo fugaz y lo detenido vive este libro, urgente, al borde de los días, borde que también es filo y umbral, pasaje ritual entre la niñez y la adultez, entre el amor y la melancolía. El vértigo dicta su forma a la lectura, el mapa se rediseña cada vez, "La vida bajo amenaza- De cansancio". El poema se nutre del juego, empecinado, y vuelve a recuperar el aire como los chicos cuando tocan "piedra libre", lleno de magullones, nada lo detiene. Empuja los versos hacia adelante, un poco más allá de sí mismos, y permite que un poema se encadene con otro impidiendo que caigan en un abismo sin fondo: "Levanto los platos- Lavo miro la ventana a través- Iré en busca de ese libro- Todas las cuadras hasta que caiga el sol". También puede leerse este poemario como una enciclopedia de la cotidianeidad urbana en la que la jerarquía desaparece. Una mirada que se vuelve experiencia a fuerza de recoger objetos y afectos para un catálogo de los días. Entonces, cada taza, cada pedazo de tela, cada ángulo de luz, cada verso, se vuelve imprescindible. Un caos en el que nada sobra. Como los días de este tiempo, agitado y contemporáneo, transitados y, a la vez, bocetados, por una mujer que camina. Florencia Fragasso<-strong>