Autor: Pocztaruk Eduardo
ISBN: 978-987-646-739-1
Cant de Páginas: 65
Tapa:
Medidas: 19x13
Eduardo Pocztaruk nació en la Ciudad de Carmen de Areco, provincia de Buenos Aires, en 1962. Vive y trabaja en la Ciudad de Buenos Aires.
Es contador, poeta y murguero. Escribió dos espectáculos de murga presentado en teatros. Páginas Vacías (2004) y Sueños personajes y versos (2005).
Participó en dos antologías de poesía. Poetas de Carmen de Areco (1999) y Poesía del carnaval de Buenos Aires. Martín, Morel y Canale, compiladores, Editorial Antropofagia, (2010).
En 2011 Ediciones del Dock publica su primer libro de poemas titulado En medio de la vida, en 2016 la misma editorial publica la voz enmascarada libro que fue declarado de interés cultural en 2016 por la Legislatura de la Ciudad autónoma de Buenos Aires, por su contribución a la cultura popular y barrial. En 2017 Alción le publica El juego de la Oca.
Contratapa
Todos podemos decir de las palabras que nos salen: Justo vienen a mí. Pero el poeta intenta un juego a partir de las palabras venidas: llevarlas hasta una superficie, el papel, la pantalla, para descubrir sus formas y modulaciones, y salir a la caza de algo distinto de ellas. Eduardo Pocztaruk, contador y poeta, añade una condición al juego. ¿Qué pasaría, habrá pensado, si jugamos con el abecedario: que los versos del primer poema empiecen con la "a", los del segundo con la "b" y así hasta la "z"? Que sean entonces las letras las que dejen venir por sí mismas las palabras y las palabras, los versos. Esta condición, lejos de resultar restrictiva, desata y libera las palabras. El poeta en este juego más que un demiurgo es una suerte de médium: un cuerpo por el que las palabras pasan para transformarse, por sí solas, en relatos, en preguntas, en imágenes. Las marginadas "ch" y "ll" son bienvenidas en su lugar; las difíciles "x" y "w" descubren algunas de sus posibilidades; la "y" es liberada a sus dos sonoridades: la que suena como "i" y la que lo hace entre nosotros como "ye". Cada letra deja ver algo de lo suyo.
El poeta y el contador: "Zafarrancho de combate", sonríe Pocztaruk. Pero aquí no hay pelea: el contador no es quien calcula sino el que, en la trama de algunos de los de versos, cuenta pequeñas historias. Y el poeta, presente desde la primera "a" hasta la última "z", tampoco hace cálculos sino que comparte el resultado maravilloso del juego al que se animó.
Javier Freixas