Autor: Calle Leandro
ISBN: 978-987-646-380-5
Cant de Páginas: 53
Tapa:
Medidas: 19x13
Leandro Calle (Zárate, 1969) Poeta. Reside en Córdoba. Lic. en Letras. Lic. en Teología.
Entre otros libros publicó: Tatuaje de fauno (El Francotirador, 1999); Una Luz desde el río (Alción Editora, 2001 y 2004); Los Elementos (Alción Editora, 2003); pasar (Educc, 2004); Noche Extranjera (Ediciones del Copista, 2007); entonces (Alción Editora, 2010).
Tradujo, Los frutos del cuerpo (Alción, 2012 y editado en Chile por el Centro Mohammed VI) del poeta marroquí Abdellatif Laâbi y El Horla, traducción y edición bilingüe del texto de Guy de Maupassant más un estudio crítico. (Ediciones del Copista, 2007)
Junto a Kay Reynolds (Fotografía): Almas del Boquerón (Pircas, 2004); Souls of the Boqueron (Pircas, 2005); Kindheit (Pircas 2006) y passer (Editorial Pircas Argentinas, 2008).
Su poesía fue traducida parcialmente al inglés, al francés, al checo y al árabe.
Dirige para Alción Editora la Biblioteca de autores y temas marroquíes.
Contratapa:
No se trata, en la poesía de Leandro Calle, de aproximar el individuo, aspiración ya conocida y divulgada como una forma de simbolizar el ser en su comunidad, sino de revelar, mediante unas narraciones simbólicas, su intimidad indivisible cuando los deseos y los placeres, que son la máxima expresión de la existencia humana, se convierten en desafíos y exigencias contra la fatalidad obediente.
La intimidad es la forma que más distingue del SER, como lo es DIOS en su totalidad, para dar un ejemplo, la forma más sagrada de su divinidad.
Aquí veo una poesía de una visión sumamente reflexionada que tiende a tener su "santidad" tangible. Hablo de un estilo directo y visionario a la vez que revela, con un cierto estimulo, las emociones del poeta, y que da, igual, la posibilidad de meditar su visión estimulante y atrevida: rebeldía, humildad, amor, intimidad, meditación, maldición, crueldad, dudas... es decir las metáforas de un individuo desafiado que no deja de afrontar decididamente su existencia y su destino.
Leandro no es un soñador, o lo es como destructor. Su poesía no es una profecía sino un testimonio.
Abdelkader Chaui